En la mayoría de los casos, la alimentación animal juega un papel clave en su salud. Al igual que ocurre con las personas, los animales también sufren distintas alergias y enfermedades. Basta con añadir o suprimir ciertos elementos de su dieta para que consigan mejorar o incluso recuperarse por completo. Pero no siempre se puede eliminar totalmente un ingrediente.
Uno de los avances en este sentido son los hidrolizados. ¿Qué son? ¿Cómo se obtienen? ¿Qué ventajas aportan? Respondemos tales cuestiones en este post.
La revolución de los hidrolizados en la alimentación animal
Primero, conviene conocer a qué nos referimos cuando hablamos de un alimento hidrolizado (expuesto al proceso de hidrólisis).
La palabra hidrólisis está compuesta por dos raíces en griego que significan agua y división. Así, comprendemos que mediante una molécula de agua se consigue dividir o descomponer una proteína en moléculas de inferior tamaño. Por ejemplo, se pueden dividir en cadenas de aminoácidos o incluso en aminoácidos solitarios.
Y no solo se pueden emplear en las proteínas. También se aplican en carbohidratos.
Mediante este proceso, el sistema inmunitario del animal no reconoce su alergia o rechazo inicial a un componente determinado. De esta manera, consigue tolerar ciertas dosis sin reacciones negativas de su organismo.
Gracias a la hidrólisis, se consigue de igual manera obtener un alimento final más digerible. Muchos problemas relacionados con los órganos del sistema digestivo consiguen erradicarse o paliarse.
Aunque los piensos hidrolizados tengan una acogida muy positiva en general, no son 100% efectivos. En ocasiones será necesario optar por una dieta hipoalergénica individual.
Nos alegra ver cómo los avances de la ciencia que ya se aplican en el campo de la nutrición humana, poco a poco se incorporan en el terreno de la alimentación animal.
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